28 noviembre 2006

Yo? sensual?? mirá vos!

La mujer sensual tiene los ojos hundidos, las mejillas descoloridas (un poco, si) , transparentes las ojeras, apuntada la barbilla, seca la boca (sisi) , sudorosas las manos (tambien. hace calor), quebrado el talle (eh??). Inseguro el paso (me tropiezo bastante) y triste todo su ser (casi siempre). Espiritualmente, el entendimiento se oscurece (prendé la luz), se hace tardo a la reflexión (dame un minuto que lo pienso) , la voluntad pierde el dominio de sus actos y es como una barquilla a merced de las olas (me esta describiendo??);la memoria se entumece (que dijiste?). Solo la imaginación permanece activa (sí, y bastante) , para su daño , con la representación de imagenes lascivas (exacto) , que la llenan totalmente (ni tanto). De la mujer sensual no se ha de esperar trabajo serio, labor fecunda, sentimiento limpio, ternura acogedora. (de mi parte tampoco lo esperen...)

Padre García Figar en Medina, revista de la Sección Femenina de la Falange, 12 de Agosto de 1945.

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27 noviembre 2006

All of me
why not take all of me
Cant you see
I'm no good without you
Take my lips
I want to lose them
Take my arms
I'll never use them
Your goodbye
left me with eyes that cry
How can I
go on dear without you
You took the part
that once was my heart
So why not take all of me

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23 noviembre 2006

Puzzle

Muchas veces siento que me faltan fichas y no se de donde sacarlas, trato de ordenarme y sigo sintiendome desarmada.
Pero la mayoría de las veces me siento una ficha, que no encaja en ningun lado. Aunque encuentre grupos de colores parecidos o fichas donde encajo, pero solo por uno de mis lados.
Una deidad parbularia se encargo de mezclar todas las piezas y desparramarlas.
Ni siquiera sé si pertenezco a un paisaje de montañas, a una foto lunar, a globos aerostaticos o a la reproduccion de la giocconda. No sé. Tampoco sé si limarme los lados o si debo seguir buscando.

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16 noviembre 2006

La mirada

Estaba por ahogarse en un ronquido cuando sonó el despertador y lo apagó de un manotazo. Se incorporó con pesadez y miró a su lado. El cachalote varado al otro lado de la cama babeaba todavía sobre la almohada. - Buen día mi amor- dijo sintiendose mentiroso, y ella contestó con algo parecido a una palabra.
Se afeitó, se peinó con gel y fue hacia la cocina a tomar su café con leche mientras escuchaba la radio. Un poco mas tarde aparecieron, chancleteando, los ruleros rojos de todas las mañanas. La máscara blanquecina en el rostro de su mujer le daba un aspecto cadavérico. Odiaba ese momento de la mañana, por que veía claramente como la vida puede pasar de ser un proyecto, un futuro maraviloso por descubrir, a ser una puta, aburrida y eterna rutina.
De todas formas era una cuestión de costumbre, como él decía. No pensar, seguir, en definitiva eso era lo único que tenía y no había razones para dejarlo.
Toda su vida era rutinaria, hasta el laburo. Quince años en el mismo puesto, en el mismo escritorio, viendo como cambiaban los jefes mientras las pilas de papeles amarillentos crecían y lo aplastaban. No quería pensar, estaba jodido y punto.
Contó las monedas hasta la parada y se tomó el 60. Encontró un lugar libre y se dispuso a hacerse el boludo para no cederle el lugar a ninguna vieja chota. Mirando por la ventanilla se sentía menos solo, ver tanta gente como él: arrastrando el maletín, con la corbata mal anudada, los mismos peinados al gel, la misma cara de nada. Miraba a los que corrían el colectivo con cierto soslayo, a los que contaban las monedas en la parada. Miraba contando las cuadras para llegar a la oficina.
Y así fue que mirando, mientras el bondi estaba parado en un semáforo, su mirada se cruzó con la de una muchacha; no era bella, pero sus ojos...
Esos ojos claros y cristalinos. Quiso evitarla y no pudo. En esos segundos eternos sintió que los ultimos años de su vida pasaban a toda velocidad, y que su corazón latía con el mismo impetu que a los veinte.
El colectivo arrancó. En el ultimo instante, antes de alejarse, ella le sonrió. ¡A él! que era tan poca cosa. Entonces había algo más fuera de la rutina. Se sintió con ganas y fuerzas de conocer ese nuevo mundo. No tenía por qué soportar por siempre aquella realidad que despreciaba. ¡Podía vivir! Ya no pudo pensar en otra cosa, ni siquiera en las cuadras que faltaban, y terminó en Constitución.
Mientras desandaba el camino hacia la oficina decidió mandar todo al carajo, las fuerzas del primer momento se habían convertido en bronca, furia por haber perdido tanto tiempo, por no haberse descubierto antes, bronca con los otros por no haber hecho nada; cuando solo una mirada hubiese bastado.
Llegó tarde a la oficina, pero eso no le calentaba. Ya estaba re caliente, por eso pateó el escritorio desparramando los papeles amarillentos por todo el piso, por eso les gritó a sus compañeros -Ustedes no tienen los huevos para hacer lo que yo hago ¡Cagones!- y abrió la puerta de la oficina del jefe y lo puteó: -mi vida puede valer una mierda!, pero no voy a seguir desperdiciandola viendo como los hijos de puta como vos se forran de guita!!- , lo escupió y, en medio del revuelo, se fué.
El sentimiento que siguió era de eufória, éxtasis mezclado con adrenalida. Pasó el resto del día caminado, planeando los próximos pasos. No bastaba solo con dejar el laburo, tenía que cortar con la rutina de su vida. No debían quedar, rastros ni recuerdos; y así lo planeó.
Volvió a su casa a la hora de siempre, y como siempre la encontró tirada en el sillón, la tele prendida y un cenicero rebalsando colillas a su lado.
No dijo nada en toda la noche, solo pensaba en la mejor forma de deshacerse de ella y acabar con el sufrimiento, con el de ambos; ya no podía concebir, tampoco, que ella fuera dichosa con aquella vida. Luego quedaría absolutamente libre, sin pasado. Decidió hacerlo por la mañana, en el preciso instante en que odiaba más su vida. Luego iría a buscar a aquella muchacha para perderse en su mirada.

Estaba por ahogarse en un ronquido cuando sonó el despertador y lo apagó de un manotazo. Se incorporó con pesadez y miró el bulto que yacía a su lado humedeciendo la almohada. Otra rutinaria mañana: el café con leche, la radio, los ruleros, más rojos que nunca; y el rostro pálido como de difunta. Luego contar las monedas, sentarse en el colectivo para mirar a los otros y consolarse.
En un semáforo su mirada se cruzó con otra: pura, trasparente. Daban ganas de dejarlo todo.
El colectivo arranca y ella le regala una suave sonrisa.
Estaba a punto de perder el jucio cuando notó el bastón blanco en la mano de la muchacha.

Este es un regalo de cumpleaños para Carlos. Felicidades!


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13 noviembre 2006

Primavera en Baires

el sol en la cara
la brisa del plata que juega con mi pollera
las cervezas al aire libre
los jacaranda que tiñen celestes los parques
la plaza san martin
las barrancas de belgrano
salir sin nada mas que las llaves y los puchos
las calles de belgrano techadas de verde
la bossa en mi balcon
las ferias de las plazas
las terrazas en palermo
las tardecitas en casacarranza
las mañanas de ventanas abiertas
las mesitas en la calle
la musica que comienza a tomar todos los lugares
seguir sorprendiendome a cada paso
lo linda que se pone cuando esta de buen humor

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07 noviembre 2006

El costo de la imbecilidad

a razón de 0.096c por dìa según mis cálculos.
hubiese preferido que el destino se lo cobrara mensualmente y no cada 28 años y pico...

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La llamada

Se levantó urgida,
el viento la estaba llamando
Subió las paredes
del aljibe que la había
albergado toda su vida
para ver un cielo que le regalaba
un último viaje.

Desplegó sus alas
y notó que nuevas plumas,
doradas como sueños,
habían crecido entre las otras.

Pensandolo dos veces
/o casi sin pensarlo/
se lanzó al infinito
y abandó su castillo
de muros impenetrables.

Sobrevoló los mares
y las bestias de fábula
que aterrorizaban marineros
la saludaban agitando las aguas,
salpicando diamantes.

Llegó a un islote,
sin cielo
y sin tierra
sin sol
y sin noche.

Sus alas cayeron
convirtiendose en cenizas,
se acurrucó entre las piernas
y sonrió entre lágrimas.
Había volado,
el viento y el cielo
la había llamado.


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01 noviembre 2006

Decí, por Dios, que me has dado

No te entiendo. No entiendo por que volviste a aparecer en mi vida con esas palabras tan lindas, con los sentimientos a flor de piel, diciendome cosas que segun vos nunca le habias dicho a nadie, si al final me haces este vacio, si me dejas con la boca amarga hablando solo.
Quisiera pensar que es una cuestión de genero, y decirte dejes la histeria, que no soy la clase de pibe que se banca eso. Pero ni siquiera se si me histeriqueas o estas asustada, lo que si es que esto empieza a romperme las pelotas.
Y yo me siento el más pelotudo del mundo, escribiendote las cursilerìas que te escribo, abriendote mi corazon y dejando que conozcas las vueltas que tengo dentro. Es que preferiría nunca haberte dicho nada, ni que te necesito, ni que te extraño, ni que haría lo que fuera para estar con vos. Debería haberla jugado de callado.Por que ahora con vos me siento vulnerable, y cualquier cosa que hagas o digas me deja mal parado, enclenque.
No sé si te das cuenta de lo que me hiciste? No sè si para vos no es mas fácil, aunque hayas dicho que no, que me extrañas igual, que esta situación tambièn te duele a vos, no sé, yo no me entero, haces las cosas mal, eso haces!
Por que si de posta me amas, hacé algo! decime algo! lo que sea, no me dejes enroscandome el coco al pedo. O pensas que de alguna manera con tu silencio yo voy a poder olvidarte? o vos vas a poder olvidarme? eso pensas??
Sicerate de ùltima, te doy miedo? te da miedo quererme? tal vez creas que estoy loco; yo me siento como un loco, ya no me reconozco.
Podría entender tu cobardia, aunque me decepcione, yo tambien soy un cobarde. Pero por vos dejaría todo y te lo dije, no te pido lo mismo, lo dejo y ya. En cambio vos ni siquiera te atreves a decirme: "no sé que si va a estar todo bien, pero vení, deja todo, venì conmigo", o todo lo contrario: decime que preferís estar como estás, que no querés cambiar tu mundo, que no podes tampoco.
Es que al final solo te escribía para decirte que con tu silencio siento que me estas cerrando las puertas, y yo, me parece, voy a ir a bajarlas a patadas.


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